Lana
Te explicamos qué es la lana, cómo se origina, su clasificación y diversos usos. Además, cuáles son sus características y proceso de elaboración.
¿Qué es la lana?
Se conoce como lana a una fibra animal típica de ciertos animales caprinos (como la oveja) y camélidos (como la llama, la vicuña y la alpaca), obtenidos mediante un proceso llamado esquila. Dicha fibra es empleada en la industria textil como materia prima en la elaboración de prendas de diverso tipo.
En sus distintas versiones, la lana es una fibra gruesa y elástica, que retiene muy bien el calor ya que se trata de un aislante térmico. Por ende, protege del frío tanto a los animales de los que proviene, como a los usuarios de la ropa confeccionada con ella.
Origen de la lana
La lana se origina, como dijimos antes, a partir de la piel de animales vivos, quienes la producen para abrigarse y preservar el calor corporal.
Se produce en los folículos: estructuras internas de la piel del animal que penetran hondamente dentro de su dermis, vinculadas con las glándulas sebáceas y sudoríparas.
Dependiendo del ciclo vital del animal, la lana se genera a partir de ciertas etapas, pudiendo incluso variar en propiedades (y por ende, en calidad). Por ejemplo, la lana más valiosa de la oveja se produce entre sus 3 y 6 años de edad.
Historia de la lana
El empleo de la lana como materia textil por parte de los seres humanos comenzó en el Neolítico, cuando se iniciaron las labores de agricultura y domesticación de animales.
Sin embargo, las ovejas y otros animales de la época no poseían siempre las características necesarias para la producción de lana, ya que poseían vello corto y basto.
Pero se realizó un proceso de selección de ovejas y otros animales especialmente cuidados por su lana, lo cual introdujo la oveja de Asia a Oriente Próximo y de allí a Europa y América.
Composición de la lana
La lana está compuesta mayormente por una proteína animal llamada queratina, la misma que en otras condiciones permite la formación de las uñas, pezuñas, plumas, pelo y cuernos en los animales y en el ser humano.
Es una macromolécula insoluble, resistente, que es segregada por células epidérmicas del animal, y por lo general está recubierta de sustancias cerosas y lipídicas como la lanolina.
Las lanas se pueden clasificar, en primera instancia, por el animal que las produce: lanas de llama, lanas de alpaca, lanas de oveja, etc. De todas, no obstante, la más empleada es la lana de oveja, la cual se clasifica usualmente en:
- Lana Merino. Producida por las ovejas del mismo nombre, posee fibras cortas, muy finas, y arrugas. Se emplea en la fabricación de prendas finas, por lo que es mucho más valiosa.
- Lana tejida. De longitud media y menos fina que la anterior, se la emplea en la fabricación de telas, tapicerías, alfombras y mantas, o a menudo en mezclas con Lana Merino o para telas cardadas.
- Lana ordinaria. La obtenida de las ovejas ordinarias, que no han atravesado un proceso de selección. Es un tipo de lana largo, suave y con un gran espesor. Se emplea a menudo para fabricar almohadas, relleno de colchones y otros productos similares.
Propiedades físicas de la lana
La propiedad más interesante de la lana es su capacidad de aislamiento térmico.
La lana es un tejido extensible, capaz de estirarse sin romperse, ya que sus fibras por lo general están plegadas entre sí. Pero es también elástica, de modo que tiende a preservar su forma, y es sumamente flexible.
Quizá su propiedad más interesante es su enorme capacidad de aislamiento térmico, dado que sus fibras, al no compactarse, mantienen un espacio de aire que funciona como aislante.
Además, es sumamente higroscópica en su lado interno, es decir, que puede absorber normalmente hasta un tercio de su peso en agua del ambiente en una atmósfera húmeda. Sin embargo, su secado es lento pues su costado exterior es hidrofóbico, de modo que retiene la humedad de la piel que protege y no la reseca, conservándole el calor.
Propiedades químicas de la lana
Gracias al teñido pueden obtenerse diversos colores de lanas.
La lana es ignífuga, no produce llamas y para quemarse requiere altas temperaturas. Igualmente, es resistente a los solventes orgánicos y a los ácidos suaves, no así a los álcalis, que son capaces de desnaturalizar la queratina y romper la macromolécula.
Su constitución química además le confiere un margen de resistencia a la proliferación de hongos y bacterias, pero al mismo tiempo la hace vulnerable a los insectos, que pueden alimentarse de ella.
Usos de la lana
Los grandes usos de la lana son, obviamente, textiles. Son comunes las piezas de ropa para abrigarse del frío (guantes, bufandas, suéteres, etc.), así como las mantas, colchas y alfombras.
Es un material usado como relleno de almohadas, asientos y tapicerías. Otro uso de la lana es como aislante en pianos, maquinaria pesada o como absorbente de olores y sonidos.
Proceso de la lana
La lana se estira durante el escarmenado.
La obtención de la lana atraviesa distintos procesos, que son:
- Esquila. Una vez por año se reúne a los animales lanudos y se les poda, sin hacerles daño, reuniendo la lana cruda. Hay dos métodos para hacerlo: el criollo o maneado, atando al animal, o el australiano, con el animal suelto.
- Lavado. La lana cruda está usualmente sucia y debe ser lavada industrialmente, eliminándole el polvo, arena y demás impurezas (restos vegetales, insectos, etc.). Para ello se usa agua fría y caliente.
- Escarmenado. La lana se estira durante su escarmenado, separando manualmente las fibras sin cortarlas.
- Hilado. Empleando métodos industriales o tradicionales, se tuercen las fibras de lana para formar un hilo grueso. Con éste se fabrican las piezas de ropa o de lo que se desee.
- Teñido. Se emplean colorantes naturales o artificiales para darle a la lana sus colores deseados.
Comercio de lana
Argentina es uno de los mayores productores de lana en el mundo.
La industria textil de la lana fue sumamente importante en la Edad Media, y en Europa proliferó enormemente hacia el siglo XVI, siendo parte vital del comercio europeo y del Atlántico.
Ciudades como Brujas, Amberes y Verviers en Bélgica, así como Middelburg en Holanda y Ruan en Francia han sido tradicionalmente importantes en el comercio de la lana, así como a partir del siglo XIII lo fueron Burgos, Valladolid, Medina del Campo y Bilbao en España.
En la actualidad los mayores productores de lana del mundo son Australia, Argentina, China, India, Irán, Nueva Zelanda, Rusia, Sudáfrica, el Reino Unido y Uruguay.
https://www.youtube.com/watch?v=ncgIJ9qihoA